Hacia tiempo que no hablaba con Él
El 11-11-11 mi teléfono se bloqueo.
00:07 hs cuando mi dedo lo pulsaba por última vez.
Quería un cambio de vida y lo tome como una señal, que me hizo sentir bien, aunque perdiera todos los contactos. Con cuenta gotas empezaron a aparecer las primeras señales amistosas telefónicas. El apareció hace diez días, yo pensando en comenzar a escribir, con el boli en una mano y el móvil en otra a punto de soltarlo 91... Madrid...
"¿Si, quién es?"
"Que pasa zorrita... ya no te acuerdas de tu macho italiano?"
Era Él. Su voz potente era como un gran pene que atravesaba mi cuerpo. "¡Cabrón!, tu voz acaba de mojar mis braguitas, te echaba de menos"
La carcajada fue mutua y empezamos la charla. Nos conocimos en el trabajo, recorriendo mundo, yo 19 añitos y Él 16 mas. Era alto, fuerte y excesivamente arrogante. Al principio me asustaba, decía lo que pensaba a quien lo merecía, fuese quien fuese, y con el tiempo y los años eso me unió mas a Él. Me sentía protegida, era como un hermano mayor, o el hombre que toda puta quiere tener. Y yo tenía claro que nunca haríamos nada, aunque mas de una vez penetrara mis orificios pensando en sus manos, sus pies.
“¿Todavía te pones nerviosa cuando hablas conmigo? Tus pechos son demasiado pequeños, ya sabes…sin tetas no hay paraíso... y el mio abriría las puertas del tuyo... ponte un buen par y te reviento perra"
"Como me conoces, me las pongo si te casas conmigo, eso si, boda gitana con pañuelo y todo"
"A ti te tienen que hacer la prueba del pañuelo con una sabana"
Reímos, siempre lo hacíamos. Nos respetábamos y su mujer también reía con nuestras tertulias sexuales.
Nunca olvidare el primer contacto juntos, siempre se duchaba con la puerta de su habitación abierta, la del baño abierta y la cortina de la ducha... abierta. Yo sabía la hora en la que pasar, hasta que un día mire mas de la cuenta. Él estaba de espaldas y masturbaba su polla, la
conocía flácida, morcillona y con un río de venas debajo de su piel oscura (demasiado para un hombre blanco) y eso me ponía demasiado cerda, pero quería mas, y la quería ver erecta. Me quede inmóvil, salió de la ducha y aunque quería correr mis pies estaban bloqueados, mi mente solo pensaba en dejarme caer de rodillas y succionarla hasta sacar su esperma caliente con mi boca. Se dio la vuelta, y como siempre dijo lo que merecía oír:
"¿La quieres verdad?"
Con una sola mano cogía su tronco hinchado, con la otra mano cogía el resto de su rabo erecto. Le faltaba otra mano para cubrir su cabeza: un gran fresón imponente que pedía ser comido ferozmente. Su pregunta y su gran pollón pusieron mi cara roja, ardía, y mi ano palpitaba. Me miraba fijamente a los ojos mientras se pajeaba y cuando aparecieron por el pasillo dos camareros del hotel termino de hablar:
"Te encantaría que abriera tus nalgas y rompiera tu culo de zorrita, pero eres demasiado pequeña y tierna para mi"
Los tres empezaron a reír. Yo corrí a mi habitación. Sentía una vergüenza y una excitación atroz, me mire al espejo, una lágrima mojaba mi cara. Acaricié mi sexo y mientras un orgasmo precoz manchaba mis braguitas susurre bajito y tímidamente
"Algún día seré tu puta"
... A tus pies