miércoles, 30 de marzo de 2011

lunes, 28 de marzo de 2011

Dos pajas en nebraska



La primera mórbida; la segunda extática. No sé a que fenómeno extraño de la química se deba, y como actúan determinadas drogas naturales del cerebro en la psiquis, que siempre producen un letargo opiáceo que calma todos los dolores, incluso el provocado por la abstinencia de amor.
La imagen en sí es calamitosa, un derroche de absurda melancolía, un homenaje a Anhedonia, un no decir en Argel bajo el sol tórrido del meridiano de los pueblos del mediodía, una ominosa llamada al consuelo, que se niega por elusivo y amorfo. Anafrodisíaco en sí. Un hombre desnudo, con un pene fláccido en la mano y llorando contra una almohada, un tótem del pavor a la pérdida. 
Si ahondamos un poco más en la búsqueda infructuosa del hombre, ya que suponemos por su pene moribundo que el onanista no halla la imagen que anegue los cuerpos cavernosos, así, castellanizado por gusto y asonancia, veremos que hablar de infructuoso en los casos de erecciones no es del todo correcto. Los casos en que los hombres gustan muchísimo de una mujer, y que ese terrible objeto de lascivia torne impotente al hombre  son abundantes(a veces lo que no podemos los hombres es creerlo). 
Para no alejarme de la cabeza del pobre pajero, es menester aclarar que él encontró el resorte adecuado para disparar endorfinas excitantes. Y que si llora y aún así se aferra a su pene, es porque, pobre, él creé que lo debe calentar ver a su mujer viendo a otro, y en su dolor de certeza busca acomodar las piezas en forma errada, pretendiendo que los triángulos encastren en los cuadrados; y lo que es peor es que de a poco lo va logrando, y vemos como el color amarronado de la piel gastada de un pene masturbadísimo se va estirando y va amoratándose, pero solo por pocos segundos, ya que en cuanto el hombre ingresa al cuarto (ficticio, se entiende, existente de cruel realidad en su elucubración pajeril) en donde está la pareja, el pene alcanza una dimensión importante dentro de los estándares normales.}
Durante unos segundos la torre parece desmoronarse, ya que el hombre que se quiere acoplar al trío queda impávido, y mira como observando una pesadilla. Una imagen irreal y onírica. La mira a ella y la columna se hace trizas, ve su dolor en los ojos de ella, ya cicatrizados, aunque con costurones aún asomando tras las rayitas negras que cintilan sobre el iris color corzuela. Ella sonríe triste, mientras el tercero en cuestión le chupa las tetas, le estira los pezones como si su boca tuviera un hueso que accionara, como la trompa de los peces, un órgano chupador del fondo de una pecera estéril. En el mohín lastimado el hombre encuentra la comprensión necesaria y, aunque a regañadientes, logra una erección que puede ser nominada de tal forma, y se entrega a tocarle la concha suavemente, abriendo los labios dehiscentes que se van perlando de gotas minúsculas surgidas de placeres mayúsculos; y el infeliz en el reino de Onán, ya que en el real “Vini, vidi, vici”, disfruta agarrándole el culo con fuerza e intenta besarla y la boca está ocupada. 
El interventor la está besando con la lengua plana, esto quiere decir que le pasa las papilas gustativas, la zona mas tersa de la lengua, por la misma sección del apéndice de ella. 
Él está contento, su erección lo dice todo: venas colmadas, tránsito furioso, glande como el techo de un gnomo, y la saliva de ella como el Guadalquivir lorqueano. Fue capaz de llevar la fantasía hasta la Indochina francesa, y recorre con sus manos los pechos mientras ve como ella exhala un gemido y mira hacia abajo. El mentecato del limbo está entre sus piernas devorando como un sonámbulo diabético un melón en el Sahara, y ella no para de gemir; y él con la pija parada, arada escribí fallidamente, ve como ella suelta su boca, se despega de sus jugos y se arroja a un sesenta y nueve frenético, llenándose la boca de otro y gozando desenfrenada, liviana, descomedida se podría agregar, si no fuera a abarrocar demasiado al texto, queriendo exprimir el miembro, más pequeño, para reafirmar, en este caso con total certeza, que el tamaño es lo de menos, excepto para la estética. 
Ella chupa mientras el hombre que ya no llora porque se olvidó, y logró, mientras besaba y acariciaba a su amor, una erección decorosa. 
El soñador se sigue pajeando aprovechando el envión de calentura, y tratando de ralentizar la imagen lo más que puede, infructuosamente, ya que el convidado empieza a acabar, mientras ve como la boca de ella no llega a cerrarse del todo, dejando escapar el líquido proteico por las comisuras y porque se desborda, micciona entre estertores. Y el que recién lloraba ahora le toca la concha a ella, tratando de pernoctar en tierra autobesante, de exorcizar de la forma más salada y cruel, de una vez, la falencia de amor, y comprueba, mientras su polvo mancha su estómago, sus sábanas, y en otro lado el culo de ella, que en aquel páramo de su interior, aún estaba con ella. Mientras ahí mismo, mientras siente que el culo de ella se dilata y se cierra en espasmos nerviosos, de frecuencia impalpable para alguien que no esté caliente, aunque vea a simple vista el guiño espasmódico del ano… Cuando le toca la concha la siente más mojada que nunca y sabe que está acabando.
Él sospecha que acabó cuando sintió el semen del otro en su boca. Solamente porque le hace más daño.
 Mientras se seca con las sábanas y rememora la paja, también piensa que si la emisión de la fantasía hubiese transcurrido con los roles invertidos, él pensaría que ella alcanzó el clímax con la mano de él. Misterios de la decantación de los vestigios del amor que siempre duelen y siempre, pero siempre, dan un manotazo que encuentra la tabla salvadora, dispuesta circunstancialmente, si se es no creyente, o por la mano de dios, según cual sea el credo que alimente la penitencia y la resignación del lector. 
Esto lo podemos comprobar fácilmente, observando nada más al que recién lloraba, amarrado a una almohada, y también acababa, tratando de matar al dolor que le impone la impostura; y por supuesto, como todo lo inquisitorio, no sirviendo de analgésico; y lo reafirmamos cuando asistimos a sus devaneos y lo vemos sonriendo, recordando una de las primeras veces que se acercó al hogar donde proyecto morar su simiente, y torpemente le estampó un chicle en el vello púbico, y a la larga en Nebraska (acaso en estas pajas, que se llaman en Nebraska porque el tipo no encontró un lugar más impersonal para hacerse la primera. Y la segunda en el mismo lugar por comodidad. Y porque cuando el recuerdo es cálido se prenden hogueras para festejar, también, por qué no; y porque suena a palabra india, que es linda y misteriosa, tan elusivas como las conexiones cerebrales que actúan como calmante y en la autosatisfacción cumplen su cometido. No para de lembrar la risa de entonces, condimento esencial en el amor de estos dos que recién tuvieron un invitado.
Si ahora vemos la imagen que antes nos dio pena, cambiando solo algunos detalles, como por ejemplo el pene flácido y la almohada ahogando al lloriqueante, podemos ver a un hombre buscando placer solo; pero con otro semblante. Este está caliente de verdad, y cuando curioseamos sobre su placer genuino, lo vemos mirándote, y cambio de persona, porque como te habrás dado cuenta esto es para vos y es personal, como las pajas. Y te recuerdo como antaño, riendo y cogiendo, probando la piel del otro, los humores del otro, analizando sus sucos y entrañas;  y comprobando al instante no solo que no dan asco, sino que excitan, que conllevan exigir mas jugos y más besos, y más adentro. ¡Que lindo! Veo su erección mientras se sacude la verga con un ritmo sin bronca, con cadencia. Su respiración va llevando el polvo a la instancia justa. Se podría decir que con el recuerdo adecuado estamos asistiendo al acto masturbatorio efectuado por un especialista con timming perfecto entre imagen y cosquilleo, y lo podemos prever a su placer, cuando mira los ojos de ella y embiste hasta el fondo besando su alma y sintiendo su beso, tensando los pies porque no se puede más; porque se podría llegar a llorar de placer, y es eso lo que hace nuestro pajero, ahora más querido, estallar en un orgasmo suculento mientras llora. Éxtasis sin duda que desmerece al anterior, y que exactamente eclosiona en la base de su cerebro, para desparramarse como hilos de lava, incluso hasta el tejido queratinoso de sus uñas, en el instante exacto en que siente el espasmo de ella y la mira a los ojos, y la reconoce, por fin, íntima y de otro.

Ruso.

sábado, 26 de marzo de 2011

lunes, 21 de marzo de 2011

El culo de ella

“Un culo apasionado, esas nalgas, carne sublime, alma pura, pulpa fina, purísima redondez, blanca, rica, estriada de azul, esa raya de excitante perfume, de un rosa oscuro, generosa y carnosa"  Paul Verlaine.


Decirle cola sonaría más suave, pero como escribía el poeta Verlaine, llamarlo así, además de ser su nombre exacto, tiene una resonancia erótica que de otra manera no se podría simbolizar.
Cuando la conocí, fue reticente en ofrecerlo, pero después los días, el deseo compartido fue aflojando sus resistencias y dejó que lo mirara obsesivamente, porque no me parecía nada común, y mis fantasías se dispararon. No se si es imaginación mía, ya que los culos pueden ser de diversas formas, alzados,, caídos, redondeados, manzaneros, intrascendentes, chatos, perfectos pero sin atractivo alguno.
Pero el de ella me mostró una realidad que no conocía, o solo es producto de mi desbordada creación.
Cuando lo vi por primera vez sentí que su voluptuosidad me desbordaba y ahora que comparto muchas noches con él, siento que se ha apoderado de mi voluntad. No puedo mirar otros, siempre está siempre se me aparece. Y no sé si es sueño, si es realidad pero ahí está y veo como el comienzo de esa raya rosada termina en un laberinto almendrado húmedo, con pelito cortos y ralos que anuncia la magnificencia de sus profundidades.. La piel se oscurece un poco más cuando se va entrando en él con la mirada, y antes de explorarlo solo cabe dejarse estar en una contemplación larga y dilatada para poder nutrirse de la belleza de sus formas.
Es sólido, caliente, y al tocarlo es como si todas sus terminaciones nerviosas se pusieran en alerta porque la caricia lo despierta. Al abrirlo despaciosamente para que ella vaya sintiendo cada vez más sensaciones que le den placer, se ve el esfínter oscuro, con rugosidades en la entrada como todos, pero con el notable contraste de la piel interna, las mucosas  de un color rosado que se hace más intenso cuando la saliva permite abrirlo con cuidado. Es espléndido y movedizo, como si desprendiéndose del cuerpo que lo contiene, se convirtiera en un inacabado generador de placeres.
Desde esa primera vez, sus formas crecieron en mi imaginación, tomando dimensiones indefinibles, acurrucándose a mi lado para que le diera calor en el invierno, o exponiendo su belleza para recibir un masaje, caricias o besos que lo traspasaban.
Hace meses que lo contemplo en su pura realidad, en sus posiciones distintas. Cuando ella duerme lo veo de costado descansando una nalga sobre otra, con la raya rosa dividiendo esos dos alucinantes hemisferios, semicirculares y armónicos. Otras veces está exuberante, cuando ella está boca abajo, desafiando el espacio con su redondez voluptuosa, mientras unos  pequeños pliegues tocan el principio de sus muslos. 
Cuando  me lo ofrece  puedo contemplar su textura opulenta y graciosa y tocar su blandura suave y blanca
Las nalgas siempre se dejan acariciar lentamente, y se van abriendo hasta que mis manos las separan aun más y  se ve esa piel surcada por los pelitos imperceptibles que parecen defender la entrada mágica, la entrada al misterio
Allí encuentro ese esfínter, mostrando un universo distinto,  honduras calientes en un agujero de formas irregulares, donde se mezclan los colores de la piel, y donde las rugosidades de la carne son como el principio de un abismo, y el comienzo de un viaje sembrado de sensaciones al interior de ella.
Los pliegues tenuemente amarronados y rosa oscuros  son de una refinada exquisitez y de una fulgurante animalidad  que siempre presagia goces muy intensos, pero en extraña simbiosis se ve en él la pureza adolescente que todavía no ha sido explorada, ya que las pocas penetraciones no han dejado huella es ese sublime espacio de carne tibia.
Ver el centro palpitante cuando se abre y exhala el olor de la noche y de las madrugadas, es reconocer allí todos los misterios inefables de la sexualidad, donde se unen la hembra, la mujer, la adolescente que todo quiere descubrirlo.
Su culo es como una geografía multiforme que no me canso de admirar. Es como un pequeño universo donde se encuentra todo lo que uno busca: los olores, los sabores, las formas, los distintos colores de la piel y sus diferentes texturas, el calor de la piel que cambia, y solo queda hundirse en él, ver como la nariz se nutre de sus aromas y la lengua se impregna de esos sabores milenarios 
En el primer encuentro  no se animó pero después fue mío sin limitaciones.  Y cuando acaricio ese túnel luminoso, el maravilloso espacio cerrado se dilata con lentitud y sus secreciones húmedas se mezclan con mi saliva  me cubren la yema de los dedos que se quedan brillando como si reflejaran un mar extraño o se derraman sobre mi nariz y mis labios que se enriquecen con esa savia brumosa y exquisita.
Lamer el culo de ella, es como olvidarse de la propia vida, para hundirse en un océano de sabores dulces y salados, sentir sus sustancias untuosas, ver como se transforma la carne por medio de una alquimia en puro amor hacia ese espacio que se apodera de mis ojos.
 Al hundir mi lengua en él ella tiembla, lo cierra y lo dilata con una simultaneidad de cadencias que erizan la piel. Las nalgas se contraen y se aflojan,  su cuerpo se mueve mientras los gemidos suaves surgen de su boca y se deja hacer porque está sintiéndose a si misma.
El culo de ella es un espacio sagrado, desbordante de vida y plenitud, y ya no puedo dejarlo.
Es bellamente salvaje,
Es suave, cálido, apacible y tibio.
Es como los volcanes que vomitan fuego
Es como un fragmento de la eternidad,
Como el destino.
Es una forma inmensa de tanta pasión
Que no lo olvido.
Es la carne hecha amor que se derrama,
Una parte indivisible de mi mismo.
Culo chupado, saboreado, lamido,
Olido, penetrado, acariciado,
Mirado, extrañado.
Espacio del orgasmo y del deseo
Espacio de la vida y de los sueños.
Penetrar ese culo adolescente no fue como otras veces, en las que el deseo de la piel lo hizo inevitable y fueron momentos que viví fragmentariamente, sin continuidad.
Penetrarlo fue  como si ella se apoderara de mi voluntad  y me es difícil apartarme ya que allí hay un calor animal, salvaje, primitivo que succiona mi pija para que no lo abandone más. Hay allí sensaciones distintas a la vagina, donde soy yo y puedo seguir siéndolo, pero en él todo cambia y soy como un esclavo sometido a sus formas, a sus deseos inevitables.
Cuando me alejo de ella, porque siento que me enajena la voluntad, son unos pocos días, porque la noche anuncia que viene a apoderarse nuevamente de mi. Su cuerpo aparece bello y estático y el culo avanza hacia mi, se abre, se apodera de mi cuerpo, me llena de sus olores abismales, me nutre con sus humedades, y ya no puedo escaparme.


En la tarde del domingo 13 de marzo


Angel Asiayn 

miércoles, 16 de marzo de 2011

Editorial. ¿Puede ser un proyecto erótico un producto rentable?

Lo primero que surge cuando uno esta completamente fuera de materia es que sí, un proyecto relacionado con el erotismo es un cúmulo interminable de dinero. La ecuación es fácil: si las páginas eróticas se pueblan de visitas advenidas de todo el mundo, esto debería hacer que se conforme un abundante publico, potencial comprador para muchos anunciantes. Luego existe otra fórmula igual de fácil de descifrar: ¿Qué productos se pueden relacionar con el erotismo? O lo que es lo mismo, ¿a qué posibles anunciantes puedo ir a llamar a la puerta? A todos nos recorren por la mente un sin fin de productos y servicios, comenzando por los más obvios, y terminando por otros que, a priori, no lo son tanto, pero que si nos ponemos a razonar ¿cómo no van a estar relacionados con el erotismo?, si al fin y al cabo, todo esta relacionado con el erotismo…
Vamos a la estructura de pensamiento con ejemplos reales:
Erotismo se relaciona con: bebidas alcohólicas, coches, ropa interior, viajes de placer a islas remotas, tarjetas de crédito. Y se relacionan no solo por su analogía lógica, sino porque además sus mensajes apelan, consciente, o inconscientemente a ello. No hace falta apelar a ninguna memoria remota para reconocer la permanente relación con el sexo que han tenido los coches y las bebidas espirituosas a lo largo de su historia comunicacional.
Continuamos escarbando y relacionando el disfrute onanista con los productos que nos facilitan su ingreso en él, el mundo del placer adulto, y entonces nos preguntamos por qué no telefonía móvil, (elemento primordial de comunicación), o una cadena importante de hoteles esparcidos por todo el mundo, los cuales, con sus folletos sugerentes, nos hacen soñar haciendo el amor en sus instalaciones excitantes.
En Fatale nos pasó lo siguiente cuando fuimos revista impresa (podemos decir que hablamos bajo cimientos empíricos concretos): palpitamos al ver cuántos anunciantes se podían sumar a un proyecto erótico y nos convencimos con el potencial económico que teníamos a nuestro alcance. ¡Una revista en la que podíamos incluir todos aquellos trabajos que siempre quisimos ver! ¡Vivir de lo que nos apasiona, el objetivo supremo de un ser humano!
Entonces decides ir a buscar a los clientes para que inviertan en tu revista, les comentas orgulloso que tenemos un espacio donde un gran publico objetivo los está esperando. Que este proyecto despierta el perfil más atrevido de un público que le gusta leer sobre erotismo, admirar las sugerentes anatomías de una excitante sesión de fotos, fantasear con sus relatos,  pensar y opinar con sus artículos, firmando sus comentarios con nombre y apellido. Y que día a día se suma más y más público (prueba de ello son las ventas). Entonces te das cuenta que la gran bola es mas un globo lleno de aire, que los anunciantes no están tan dispuestos a meter su marca si a su lado hay alguna expresión erótica. Que el erotismo no era tan económicamente fructífero, y por supuesto nos vamos deshinchando a la vez que endeudando, efecto que produce una imagen de nosotros mismos (deshincharse- endeudarse) que irremediablemente nos arroja hacia una tristeza propia de haber visto un camino lleno de oportunidades que se desintegra cuanto más se avanza, como el espejismo de agua cuando el sol derrite el asfalto a lo lejos.
En Fatale no estamos ni un paso mas allá, ni un paso menos de esta realidad, porque sigue siendo nuestra realidad. Pero seguimos haciendo lo que nos gusta, confiados en que los anunciantes se animen y no vean el erotismo únicamente como un conjunto de actos onanistas ocultos detrás de una pantalla que ilumina el oscurantismo ( dicho sea de paso, tan vapuleado como deseado por todo ser vivo sin excepción). Que vean y tomen en cuenta que en Fatale los amigos participan sin pudor y que acaso el erotismo es una inmejorable oportunidad de excitar a su target.
Por suerte hoy, bajo el formato digital, no necesitamos de nadie para su realización, al menos para seguir en contacto con  todos los que nos visitan y con los que lo harán. Pero abiertamente decimos que todos los que hacemos Fatale añoramos vivir de ello y que nuestra lucha será intentarlo dignamente. Nos resistimos a hacer un producto vendible para anunciantes, en todo caso daremos todas las razones que sean propicias para involucrar a las marcas en un producto que creemos y amamos, y que así se refleja en cada trabajo.


Andrés Casabona 

lunes, 14 de marzo de 2011

Modelo vivo

Mi ex me invitó a hacer de modelo en una clase de “chupada de pija”. La clase la pidió su nuevo grupo de amigas, siete minas entre 27 y 37 años. Su idea era hacerlo con un consolador, pero la convencí. No importa que obtendrá a cambio. La cuestión es que el sábado que viene tengo que estar media hora antes de la clase magistral, y tengo que procurarme una capucha efectiva. No verlas y que no me vean; fue el trato. Está bien.
Nada importante puede pasar en estos días. Nada puede motivarme, ni distraerme. Cada vez que me descubro pensando en algo, es en el sábado. ¿Cómo me voy a vestir? ¿Qué calzoncillo? ¿Me afeito ahí? ¿Me meto un Viagra? ¿Voy fumado? ¿Voy duro? Cero alcohol, pero voy a necesitar algo que me retrace. ¿Me toco en la semana? ¿Me toco media hora antes de ir? ¿Se lo cuento a alguien? ¿Me lo van a quemar? ¿Se me va a parar? ¿Estarán buenas? ¿Todas gordas? Pibes colados, no por Dios. ¿Alguna medio bruta? ¿La vuelvo a llamar o puede arrepentirse? ¿Es sábado? ¿Voy yendo?
Salgo de mi casa con la capucha en el bolsillo, un faso de flores bien gordo, un rescate de merca del miércoles, un gel íntimo saborizado que compré ayer, mi celular con cámara por si puedo, y un embale tremendo. Anoche me afeité el ochenta por ciento de los pendejos. Escuché que muchas minas lo piden, y dicen que hace parecer la chota más grande. Me olvidé del Viagra y no sé de dónde mierda sacarlo a esta hora. Bueno, voy.
Hace quince minutos que espero que sea media hora antes. Toco el timbre. Baja mi ex, y me sube corriendo a su departamento. No es grande, pero lo suficiente como para encerrarme en un cuarto. La guacha lo había ambientado para la ocasión. La semana pasada no estaban todas esas velas, ni la cama contra la pared del fondo, ni la compu contra un costado. Hoy el equipo de música también está en el cuarto. Sonaba Soda Stereo y ya lo cambié. Ahora suena un compact medio raro de John Zorn, uno de música para películas. Es tranquilo, hipnotizante. La semana pasaba me di cuenta que al terminar la convivencia, hace 4 años ya, me había dejado este cd. Miro a mi alrededor y por más que trato de encontrar otro tesoro, nada me saca los nervios. Si soy ansioso como dicen, esta vez tengo mis razones.
Timbre. Sin decirme nada, mi ex baja a abrir. Yo ya recibí las órdenes. Nada de salir del cuarto y nada de hablar antes de la clase. Durante la clase, sólo responder las preguntas autorizadas por la profe. Prohibido meter mano. Celular apagado. Bañadito, perfumado y a esperar que termine la “introducción a la chupada de pija”, que se está por llevar a cabo en el living contiguo.
Debo admitir que hasta hoy nadie me tiró la goma como ella. Ni las trolas se le acercaron. A la turra le encanta y lo sabe. Lo disfruta y te lo demuestra. Toca cosas que ni en la mejor de mis pajas adolescentes se me ocurrió tocar. Es obvio que usa la lengua y los labios, pero también juega con los dientes y las uñas. Te pone al borde del sufrimiento, la hija de puta. La primera vez flashié mal, pero en lugar de un grito de dolor, me sacó uno de placer. Nunca llegó a lastimarme, pero me hizo pensar en mi desconocido potencial sadomasoquista. Ahora que lo pienso, espero que deje estos secretos para el final de la clase, no sea cosa que las novatas me la hagan mierda. Si bien teníamos unos garches grandiosos, de horas y horas, no coje tan bien como la chupa. Todos estos años, extrañe esos ojos redondos mirándome fijo, mientras subía y bajaba por mi chota. Para hacerla completa le faltó despertarme con una mamada, pero bueno, después de la clase de hoy no voy a poder pedir nada más.
Pasos, voces y las llaves. Me dijo que iban a ser entre cinco y siete contándola a ella. No me doy cuenta. Abren botellas. Al toque huelo un faso paraguayo tribunero. Se escucha un: “No, gracias”. Y un: “venga, tía”. Una, ya tiene voz de gorda. La otra me encantó, algo entre FM y la mina que da la hora por teléfono, con toque gallego impostado. Ríen. Mueven sillas. Yo paso de estar al palo a tenerla muerta y fría. Ahora está muerta y fría.
Arrancó la teoría. La música, que tengo ordenado no bajar, no me deja escuchar bien. Rescato frases en los baches entre tema y tema. Escucho: “así de grande”, “¿nunca tragaste?”, “¿salada?”, “es importante coordinar boca y manos”, “un buche de agua caliente”, “entre mate y mate”, “¿más cerveza?”, “¿vino?”, “¿lo conocemos?”, “no las va a poder ver”, “toda de una”, “Martín me tiene podrido”, “el dibujo es bastante claro”, “Así, ¿ves?”, “dan ganas de morderlo”, “¿estuviste con un judío?”, “sí, a mi también”, “mi viejo”. Van dos celulares que suenan y nadie los atiende. Parece estar todo bajo control. Yo siento el mismo frío que en la revisación para la colimba.
Hace rato que estoy tirado en la cama con la capucha semi puesta y una bata blanca de toalla que me queda chica. Se abre y cierra la puerta rápido y entra mi ex. Me hace un gesto para que no hable y me coloca bien la capucha. La oscuridad me da más frío. Antes de irse, me la toca. Me sobresalto, me templo un poco. La escucho reirse mientras se aleja. Loca de mierda.
Pasan unos cinco minutos hasta que empieza la práctica.
“A él lo vamos a llamar: Consoleitor.”-dice mi ex “No las puede ver, pero ustedes se tienen que hacer sentir. Bueno, cada una va a tener treinta segundos para chupársela free-style. Después voy yo y ustedes miran”.
Estoy tratando de evitar que se me pare con sólo imaginar lo que viene. Lo logro. Lo logro. Llegó la primera. Me abre la bata. Yo estoy sentado a los pies de la cama. La siento agacharse. Deben estar todas vestidas, eso siempre me calentó.
“Parémonos acá, así vemos todas.”
La chica está nerviosa. Me la acaba de chocar contra sus dientes. Sin dolor, de lleno a las paletas. La está agarrando bien de abajo. Bien. Se mueve más rápido que mi erección.
“Tiempo”.
Me dejó de garpe.
“Siguiente”.
Tiene las manos heladas. No mueve la lengua. La anterior, tampoco. Pero va más lento. Tose. Paró, se debe estar sacando un pelo de la boca. Vuelve. Me agarra las bolas. La tiene toda adentro. Vuelve a toser.
“Treinta, siguiente”.
Sin las manos. Me aprieta la cabeza con los labios. La lengua da golpecitos. Esta va mejor. Estoy al re palo. No uses las manos, nena, porque acabo.
“Treinta, siguiente.”
Nada.
“Dale vos. Sí”.
Manos grandes. ¿No será un traba? Se me empieza a aflojar.
“Ay…se le está bajando” -escucho la voz de gallega trucha. Recupero vigor. Esta coordina las manos y la boca. Bien ahí.
“Listo, siguiente.”
Me agarra la mano y me hace parar. Tiene manos chicas y piel suave. Me agarra del culo con las dos manos y empieza. No mueve la cabeza, me mueve a mí. Si no fuese por los intervalos y la curiosidad, ya hubiese acabado.
“Tiempo, siguiente.”
Bien, nena. Esta es puro lengua. Empezó por las bolas y recorrió todo hasta la cabeza. Para mi gusto me está apretando de más. Larga un suspiro. Qué chanta. Nunca entendí a las chicas que suspiran mientras la chupan. Suena a actuación complaciente.
“Treinta, voy yo.”
¿Para qué? Arrancó con todo y yo no aguanto más. Me está bordeando el nacimiento del glande con sus dientes, y tiene un dedo peligrosamente cerca de mi culo.
“¿Te gusta?”- me pregunta.
Mi respuesta fue una terrible acabada, directo a la campanita. Noto que la sorprendí porque se tira un poco hacia atrás. Igual, no deja de succionar todo hasta dejarme limpito.
“Bueno, chicas, pensé que me iba a durar más…pero bue…mmm…rica como siempre.” –la imagino con la boca abierta y sacando la lengua para mostrar que se tragó todo, eso siempre me lo hacía- “Ahora que Consoleitor ya acabó, le vamos a dar unos minutos y volvemos…esta vez va a durar más, lo conozco.”
Tengo unas ganas de sacarme la capucha y verle la cara a las chupadoras. Material de archivo, digamos. Suele venir la sequía después de semejante bonanza. Hay que estar preparado para eso.
“¿Cuál te calentó más?”-otra vez hacia mi.
“Vos”- digo y me arrepiento de la respuesta boluda.
“Ya sé…¿cuál de las chicas? Fueron seis, decí un número.
“La que me hizo parar. No sé que número era”.
“Muy bien, número cinco. Sigamos.”-hacia mi- “Acostate y sacate la bata. Sólo la batita, lindo.”
Quede boca arriba con la sensación de que las chicas estaban muy cerca. Una a una siento con van hundiendo el colchón. La voz de mi ex todavía permanece de pie.
“Vamos desde arriba.”-acercándose. –“No acabes de toque, nene”- al oído.
Concentración. Concentración. Seguro que ahora la turra va a hacer lo imposible para que acabe. Siempre quieren lo contrario que te piden. Empecé a sentir sus manos desde mi rodilla. Suben. Suben hacia mi verga. Van por la parte interna de los muslos. Apenas se apoyan, pero dejan marcado su recorrido. Las dos manos avanzan coordinadas. Llegan las dos en la ingle. Nadie habla. Los dedos rozan los mis afeitadas bolas. No puedo evitarlo y suspiro. De golpe los dedos se retiran y vuelven húmedos. Esa humedad caliente pinta mis huevos. Ahora agarra la base de mi pija con fuerza. Sangre coagulada. Sangre coagulada.
-“Presten atención.”
Primero la lengua toca la punta del glande que enseguida desaparece dentro de su boca. Se mueve rotando hacia ambos lados. Se la mete casi toda en la boca antes de salir de golpe. Imagino mi verga brillante, erguida y entregada. No termino de imaginarlo que ya está jugando con sus uñas. Lo bueno es que nunca voy a acabar así. El juego al límite de las uñas te pone como loco, pero ese riesgo es el que te mantiene contenido, y se te frunce el orto a más no poder.
-“Vení vos primero”. ¡Dios! –“Empezá por acá”
Tengo tres manos tocándome. Mi ex sigue con las uñas e imagino que la número uno es la que me está masajeando las bolas. Las uñas paran. Siento un frío por un instante. Ahora tengo a la número uno prendida a punta de la chota. ¡Mamá! ¡Qué rápido que aprenden! Debe ser por lo competitivas que son las minas. Ya la tiene toda adentro. Hermosa. Uia! Empieza a improvisar. ¡El culo no! No puedo evitar una reacción que corta el clima.
-“Siguiente”.
¿Por qué no las mandás de a dos, che? Otra vez arrancamos con la punta, la rotación, y yo no voy a aguantar mucho más. Las manos en las bolas, más giro de cabeza y toda tuya, nena, ni sé quién sos.
-“Tenés que tragar, ya lo hablamos.” –su voz tapó mi intento de grito. “Así, así…muy bien, a ver…bien. Ahora vamos a volver al otro cuarto y seguimos con un consolador de verdad. Y ya saben que nadie se puede resistir a una buena chupada. Vamos”.
Estoy solo en el cuarto otra vez. Sigo al palo. Me saco la capucha. No veo restos de acción. ¿Qué mierda hago? Para un tercero van a tener que esperar un rato, y no aseguro nada. Me fumo medio pucho y después un porro del rico. ¿En qué me metí? ¿Cuáles serán las letras chicas de este paraíso? ¿Están hablando de mi? Sí, seguro. Me estiro a lo ancho de la cama. Si vienen los novios son una banda, desastre. El porro me cortó el hambre. Prendo la compu. Busco el Messenger. Usuario. Contraseña. Conectado. Pin! Se abre una ventana con smile fiestero. Es Caro, una pendeja que me está quemando la cabeza pero todavía no entregó. “Hola”-le escribo- “todok?”. Miro la lista de conectados y no veo a ninguno de los pibes. Caro contesta: “Sí. Mi novio está de viaje. ¿querés ver un dvd a casa?”. “Sí, termino un partido de truco y voy.” Después de tanta chupada de pija, necesito un beso, algo. Miro la ventana por la que entramos la vez nos habíamos olvidado la llave. Me visto y salto al patio interno del edificio. Ahora tengo que esperar que algún vecino salga. Aparece uno con trayendo bolsas de basura. Perfecto. Estoy afuera. Paro un taxi. Es una mina. Le estoy por dar la dirección de Caro pero no, la hago encarar para Belgrano. Prendo el celular y escribo un sms buscando a los pibes. Antes de hacer tres cuadras ya tengo destino. Me pongo los auriculares para evitar cualquier conversación con la tachera, mientras miro sin hacer foco por la ventanilla.  Se me escapa una risa al mismo tiempo que me pregunto: “-¿Me estaré haciendo gay?”

Gustavo Guaglianone - GSTV

jueves, 10 de marzo de 2011

La Mirada Pervertida

Por José María Ponce
Fotografías: Albert Serradó

El genial, sorprendente y siempre ingenioso Billy Wilder se felicitaba, allá por los años 50, por el éxito de la recién llegada televisión con el argumento de que por fin los profesionales del cine tenían a quien mirar por encima del hombro.
Muchos años después, los trabajadores de un medio como el televisivo, que parece llevar la palabra basura a modo de apellido, también pueden estar contentos y mirar con superioridad a quienes trabajan en la industria del cine y las revistas para adultos, probablemente el sector con signos más artísticamente despreciables de este mundo.
El conjunto de tópicos y frases hechas que rodean al mundo del porno, parecen tener como objetivo último negar el pan y la sal a quienes se les supone llevados por un único afán mercantilista.
Desgraciadamente, en muchos casos es verdad.
El proceso degenerativo de un cine porno cada vez más ausente de contenidos y envuelto en lamentables continentes, no debería hacer olvidar el hecho de que como medio expresivo, la imagen pornográfica, sujeta únicamente a la reproducción sexual, ofrece infinitas posibilidades. 

Albert Serradó, director de fotografía, operador de cámara y fotógrafo vocacional, es uno de esos exploradores de la luz empeñados en recrear la imagen pornográfica. Con medios muchas veces limitados, Albert investiga matices de la iluminación siempre sorprendentes, saca partido a localizaciones desnudas o recrea ambientes cargados de sutilezas lumínicas. 
Hemos trabajado juntos en varias películas, algunas como "Gothix" y "Faust" internacionalmente reconocidas, y puedo dar fe de su meticulosidad y su entrega, pero también de su sensibilidad y su talento. Por eso he querido iniciar mis colaboraciones en Fatale con algunas imágenes significativas de sus inquietudes estéticas. Fotos que van desde la sutil ironía hasta el ejercicio visual y esteticista, desde el retrato adornado por el humor, hasta la investigación vanguardista.
Las fotografías que ahora presentamos fueron realizadas en el transcurso del rodaje de una escena para una película de episodios. Se realizaron sobre un soporte de película, no digital, y han sido posteriormente tratadas. En ellas se puede reconocer a actores y actrices tan populares como Max Cortés, Jane Darlin, Sara Bernat o Silvia Lancombe.
Juzguen ustedes mismos.


martes, 8 de marzo de 2011

8 de marzo. Día internacional de la mujer

"La mujer invisible"

Y así fue como comenzó la historia de la desaparición de ella. A partir de una mirada de otro empezó a desvanecerse en el aire. Primero desparecieron sus ideas, sus fundamentos, sus necesidades; los sueños, las ambiciones, los deseos; las elucubraciones, su bondad y su maldad. Una vez despojada de entidad humana, de todo aquello que la conformaba como mujer sensible, pasó a desaparecer la mujer “física”, y el entrecomillado obedece a una referencia a un espectro amplio de sensaciones personales y corporales; sobre todo corporales, y no a su capacidad para conmocionar al mundo de las dimensiones; de a poquito algunas características físicas comenzaron a menguar, a ensombrecerse, a volverse densa calina, a enneblinarse. Primero el pelo, luego las uñas, luego la piel despojada de terminaciones nerviosas, epidermis de codos y rodillas; finalmente, a medida que aumentaba la lubricidad del observador, comenzaron a desparecer los restos de atributos que hacían de Nicole una persona, dejando a la vista, y ya despojada de ropa, solamente los genitales, los pechos y la boca, acaso el principio del decir sexual, génesis del beso y del primer intercambio fluídico.
En ningún momento habló con su amigo ni hizo referencia a lo que estaba viendo. De hecho, algunas de las personas que estaban hablando con Nicole siguieron hablando con un par de pechos, con una boca que se movía rítmicamente pero sin emitir sonido, y con unos genitales que a ojos del obnubilado núbil parecían moverse sincronizado con los labios superiores. Claro que los interlocutores reales de la mujer jamás percibieron un cambio tan drástico en su amiga, aunque tampoco ellos estaban despojados de algún dejo de poder neblinoso en los ojos; como si fueran unos supermanes que en lugar de rayos x, contaran con una mirada de avanzada en cuanto a derechismo de género, y ya no fantasearan con ver desnudas a las mujeres por la calle, sino que insistieran en despojarlo de todo lo que no la ornamentase en función del deber estético masculino. Heidegger, qué fuera de moda está, insistía en remarcar las estrategias de apelotudamiento que el hombre pone delante suyo, de puro miedoso nomás, para no tener que enfrentar la finitud, y lo que se debe desear estaba entre una de ellas. Los hombres, y muchas mujeres, se sientan a dejarse permear los gustos a fin de pertenecer al mundo que ha superado el dolor existencial. Sería tan alegre ver a la humanidad triste porque es más humana, y comenzara de esa forma el camino de la eternidad, decía Gervasia Achaval, a medida que boyaba en ríos misteriosos, siempre de día, con la niebla fresca apenitas por encima del agua. Y hablo de Gervasia porque era amiga de Nicole, con quien habían compartido más de una confesión, impensadas, algunas, por Gervasia, hasta que la conoció a esa rubia quince años menor pero con la mirada límpida, par. Con quién hablar de los dolores y los placeres con el mismo hombre; con quién charlar del golpe dulce, del cual es casi imposible alejarse, del cariño hecho dureza, de la rebelión y del deseo rebullendo silencioso, de la ausencia y del amor que pareciera de otra existencia.
 En algún momento de la noche, y a medida que los canelazos se iban trasegando garguero abajo, las imágenes y sus modelos no fueron prevaleciendo en la psiquis del joven. Podía comprender claramente que la mujer invisible estaba dispuesta, que se ofrecía incluso para él, destinatario habitual de desdenes y palizas; de ocios renegados y cabeza al piso buscando algo.
 Hacía un tiempo largo que se había decidido a robar, lo cual le redundaba en un beneficio económico rápido, sin esfuerzo y que le permitía acudir a determinados lugares que hasta hacía pocos meses le estaban vedados. Miraba los labios parlantes que se iban despidiendo; una cohorte de superfluos pelucones iban despidiéndose con cierta parsimonia y con un protocolo respetuoso que nada hubieran envidiado a las galanterías funestas del siglo pasado. Los labios sonreían, puro diente y rojo, puro adentro invisible, pura oscuridad llena de lujo.
 Los labios y los pechos, y los genitales, sin ningún puente físico que los aunara, caminaron rumbo a la puerta contoneando un culo blanco y hasta el momento firme y silencioso.
 Esperó un minuto a que hubiera salido y salió a la niebla de Camino de Orellana.
 No le costó trabajo verla descendiendo la calle húmeda y sinuosa. Parecía una calle recreada para una película; era natural que los pies de la mujer invisible no se vieran ni se escucharan, pero las zapatillas de él no eran evanescentes aunque sí ásonas, parecía que se posaran sobre una nada, unos pocos armstrong por sobre la brillante superficie de la calle que se delataba con una pátina de agua, siempre hacia abajo, y aquí me despego de la falsa metáfora, ya que la calle no rebusca el averno sino el agua siempre nueva de un río, la calle ladera no trae nieve pero condensa la humedad de todo el valle, y eso es bueno. La imagen debería estar coloreada de pasteles suaves y cálidos, pero ello es imposible: la noche es cerrada, neblinosa, húmeda y fresca; con un hombre unos metros arriba y algunos más atrás de la mujer; el ideal desaparecido contoneando sin péndulo de sostén cada vez más devorada por la névoa de homem e naturaza.
 Ni bien pasaron la última casa, la de al lado de la casa de la palmera, que ostenta cicatrices de tres generaciones de pibes, de cuatro de hombres tristes y violentos, de cinco de alcoholes paupérrimos, y seis o siete de lo mismo, siempre lo mismo, se desaforó la brisca gigantesca de posibilidades; ni bien pasaron esa casa, decía, la calle comenzaba a dar un giro que hará de giro a la historia. Un malandro apura un paso y una mujer, ya no invisible porque ella se está pensando, se siente invisibilizada pero corpórea, experimenta ese recorrer de cucarachas por la columna vertebral que nimba el poder de obnubilación de cualquier celo desmedido, y entonces otra vez poseedora de pabellones auditivos amplifica el roce de la goma que se despega a mayor velocidad y que chirria dentro suyo bombeando adrenalina y glóbulos rojos cargados de oxígeno hasta los muslos que ahora crepitan y la lanzan como una liebre a pesar de tener unos borcegos bastante resbaladizos.  A medida que la curva se iba cerrando ella debía aminorar la marcha para no derrapar, y él podía acortar la distancia exponencialmente. Al minuto de carrera el terreno había descendido lo suficiente como para haber dejado arriba la neblina, si es que le es dado moverse al camino, en lugar de simplificar y referirnos a ellos dos y a la distancia que se achicaba entre curva y curva. Al llegar a la parte más baja de Guápulo, casi a la altura de la pileta municipal, el claro era absoluto. Ella parecía ganar peso en una perversa proporcionalidad inversa, que a mayor ser visible, mayor peso adquiría ella y los borcegos de cuero. En un momento dado se detuvo de golpe, y el furibundo depravado, mirada desencajada por la velocidad y el deseo, tuvo un segundo para pensar “está entregada, ya está.”. En ese segundo ella se apartó en cámara lenta, se corrió unos pasos observándolo llegar casi hasta ella a la carrera desbocada, y ahí el placer de ella, al ver la cara de sorpresa del atleta violinardo, al darse cuenta que ella ya no tenía borceguíes, que su ropa había cambiado en un santiamén, y había sido suplantada por una pollera blanca y una blusa celeste cielo bordada y una especie de caperuza azul, tornándose sutil añil en los bordes; la cara estupefacta del sátiro irreverente al ver que ella, Gervasia joven y ancestral ni siquiera era rubia y mucho menos gringa, que ni siquiera tenía miedo; y una décima de tiempo después, él dando de bruces con seis jóvenes quitus.


Fatale magazine

domingo, 6 de marzo de 2011

Transexuales masculinos: La naturaleza no siempre es sabia

Por Andrés Casabona


Lejos de cómo nos los muestran en los distintos medios (estereotipados), los transexuales masculinos sufren desde que tienen conciencia el haber nacido en un cuerpo que no les corresponde. Ellos son hombres nacidos en cuerpo de mujer que decidieron modificar los designios de la naturaleza, confirmando que esta a veces también se equivoca. A propósito de esto, Einstein solía decir: «Dios también juega a los dados».


A lo largo de su historia, los cerebros de Hollywood se hartaron de escribir guiones donde, por ejemplo, un día cualquiera un blanco racista se levantaba de la cama convertido en un negro como el tizón. O un niño precoz y astuto se transformaba en un joven apuesto e independiente. Por no hablar de la abuela octogenaria que de pronto se convertía en una apetecible adolescente. Todos estos ejemplos de diferentes transformaciones por el capricho de la naturaleza discurren en la pantalla bajo el tono fiel de la industria cinematográfica, enfocados todos en gags divertidos sobre lo que somos frente al espejo y lo que en realidad somos por dentro. Visto así, y sobre todo en las manos de estos «geniales» guionistas, es una buena excusa para reír y pasar un momento entretenido frente a la pantalla, pero ¿qué pasa cuando esto es una realidad tan real como cotidiana?
Cuando la naturaleza se equivoca, cuando alguien está en un cuerpo que no siente como tal, cuando un hombre está encerrado en un cuerpo de mujer. Esta es la historia de hombres valientes que han desafiado los designios de la naturaleza y de la sociedad, y ni siquiera el mejor guión podría reflejar la situación de enclaustramiento que en su día sintieron. Esta realidad los ha unido para luchar juntos contra ese muro social que exige ser blanco o negro, y que no tolera la gama del arco cromático. Siendo una cosa u otra es más fácil encasillar.
Ellos son Roger, Sergi, Jordi, Eric y Moisés -y muchos más que no conocemos-, hombres de diferentes edades que se presentan ante nosotros como personas que comparten unas vivencias únicas.


«Visibilidad»
Sin embargo, pese a insistir y aun sabiendo que son hombres encerrados en un cuerpo de mujer, les confesamos que a nosotros nos parecen hombres, en todo caso «encerrados en cuerpos de hombre» como todos los tíos del planeta.
Ellos nos aclaran que es un tema de «visibilidad». Roger dice que: «A diferencia de las transexuales femeninas, una vez hechos los cambios somos hombres ante la sociedad, y nadie se va a dar cuenta de nuestro pasado; nadie tiene por qué saberlo». Según esto, ser «invisible» es ser reconocido como hombre en la sociedad.


La transformación
Cuando insistimos en esto de parecer o no parecer lo que uno siente y se manifiesta, les pedimos que rebobinen sus biografías, desde la más tierna infancia. Nos cuentan que pese a su apariencia de niñas jugaban, se movían, actuaban como niños. Como en casi todos los casos, sus padres percibían una conducta diferente y «anormal» en una niña, hasta que fueron creciendo y pudieron expresar su deseo de ser «ellos», por fin. Y cuando les preguntamos cómo se produce la transformación física, lo que denominan el «proceso de reasignación de sexo», el adecuar el cuerpo a lo que la mente reclama, nos comentan que es un proceso complejo, que abarca desde el tratamiento psicológico pasando por el hormonal (de por vida, ya que no segregan suficiente testosterona) y las numerosas intervenciones quirúrgicas a las que se deben someter para lograr, como dicen ellos, ver realizado ese «ideal» de pertenecer al género masculino.
Nos aclaran que para que se les permita seguir la terapia de hormonación primero deben pasar por dos psiquiatras y un psicólogo. Son ellos los que diagnostican el hecho transexual y, una vez certificado, pasan al endocrinólogo. Éste someterá a los pacientes transexuales a un tratamiento hormonal con un plan estricto e individualizado. Mientras tanto, se inicia el proceso quirúrgico: la extirpación de los pechos (mastectomía), de los ovarios (ovariectomía), del útero (histerectomía), para finalmente dotar a los pacientes de un aparato genital masculino. Se trata de un pene por hipertrofia del clítoris (metadoiplastia) o una faloplastia, y para ello se aprovechan los tejidos musculares del paciente hasta formar un pene. No todos los transexuales masculinos se somenten a una faloplastia debido a las limitaciones y complicaciones de las técnicas y sus resultados.
Para que se los tome como son realmente, hay que aclarar que a los transexuales se le diagnostica «síndrome de disforia de género», bautizada así por el endocrinólogo estadounidense Harry Benjamin hacia la década de 1970. Una posible hipótesis es que el trastorno de una hormona es la culpable de que el cerebro no reconozca pertenecer al sexo que le corresponde genéticamente, lo cual crea una permanente insatisfacción de identidad sexual en estos pacientes. De ahí la reacción de estos hombres.
Aquí podríamos dar por concluido este informe, puesto que como veis están todos los pasos de la transformación de un cuerpo de mujer a uno de hombre, pero en la charla distendida y la buena disposición de todos ellos nos invitan a quedarnos y seguir hurgando en este particular mundo del querer ser lo que siempre se ha sido...


Con o sin
En el largo camino del cambio de sexo, la presencia del pene parece ser el ideal. Roger nos dice: «Cuando empezamos el tratamiento todos tenemos la obsesión por llegar a la faloplastia porque creemos que nuestra masculinidad reside ahí... Pero una vez que empiezas el proceso, en que empiezas a ver cambios en tu cuerpo que te hacen ver como un hombre, no parece tan necesario... La perfección no existe... A partir de ahí dejamos de ver nuestra masculinidad asociada a un órgano... Tenemos un conjunto de “rasgos” que nos hace percibirnos como hombres ante el espejo». Cuando empiezas tienes muchos ideales y a la vez idealizas mucho el que la virilidad lo da la forma y el tamaño de unos genitales masculinos. Cuando ya consigues tener unos mínimos rasgos masculinos, ya no lo necesitas. Hay que pensar que la cirugía de reasignación sexual no está lo suficientemente preparada para que sea llevadero estos cambios... Te planteas un poco de hasta qué punto lo que te están ofreciendo te puede satisfacer...». Al referirse a «satisfacción» nuestro entrevistado comenta que actualmente la cirugía no ofrece unos resultados que estén a la altura de lo que cabría esperarse (penes que no cumplen las funciones mínimas de sensibilidad, funcionalidad urinaria o sexual), entre otras razones porque no hay una especialización de cirugía de «reasignación sexual» en nuestro país. Cada cirujano que se ocupa de esta clase de intervención, atiende en sus consultas privadas y tienen su metodología de trabajo. El coste de una faloplastia oscila entre 15.000 y 30.000 euros (y el total en torno de unos 50.000 euros), y el deseo de ser lo que se siente lleva a que muchos de ellos se endeuden, sobre todo en las comunidades autónomas donde no se contempla estas operaciones a cargo de la Seguridad Social, como ocurre en la Junta de Andalucía.
En el resto de Europa, solo Holanda y Bélgica cuentan con los mejores especialistas de operaciones de cambio de sexo, y además a cargo de la sanidad pública. En esos países es un derecho reconocido.
Tras estas charlas sobre el proceso de cambio de sexo, queda muy clara una cuestión: el transexual nace, no se hace.


Con la Ley hemos topado
Desde que pueden expresar que se sienten como tales, estos hombres se topan con todo lo que tiene que ver con la «identidad»; desde la primaria hasta la universidad, pasando por el instituto, con los nombres femeninos que no sienten como propios cuando se pasa lista. O en la vida cotidiana, cuando abren una cuenta corriente, o hacen trámites para el DNI, el pasaporte, etc. Todos «topamos con la Ley», que nos recuerda lo que somos para ellos: un nombre, no cuenta nada más. Pero por suerte, existen personas como Eric (18 años) y Jordi (19 años), adolescentes que pese a ser llamados con nombre de mujer en las listas insisten en recordar de una manera fresca que son lo que sienten, hombres.
Eric y Jordi nos cuentan que sus compañeros y compañeras son por lo general los que mejor aceptan su condición sexual, y que la discrepancia es básicamente, salvo honrosas excepciones, con el profesorado, que aplican a rajatabla lo que sale en los documentos.
Por eso, una vez lograda total o parcialmente el proceso de reasignación sexual de los transexuales masculinos, comienza la otra gran batalla: la de ser reconocidos como hombres en los papeles.
Sergi (26 años) ya es oficialmente un hombre, según su documento nacional de identidad. Para llegar a esto tuvo que pasar por un proceso legal, a veces bastante desagradable: «Hay que plantearse una buena estrategia... Se acude a la justicia ordinaria, para solicitar este cambio de nombre y sexo... Se trata de un juicio ordinario, donde un abogado debe presentar una serie de pruebas para que esta pretensión de cambio de sexo prospere. Debe presentar ante el juez todas las pruebas médicas, que certifiquen que has pasado por un proceso de reasignación de sexo... (tener una faloplastia no es indispensable hoy en día)... Hay una vista previa, y se dicta sentencia que puede ser favorable o no a ese cambio de identidad sexual... Depende mucho de la voluntad del juez y del fiscal, puesto que no hay ninguna ley que regule esa pretensión... Si el fiscal se opone se ha de apelar a segunda instancia, y si no tienes una faloplastia a veces se puede complicar... Pero como os he dicho, eso a veces no es necesario...»


Un poco de historia
La historia está plagada de ejemplos de transexuales masculinos. La apodada Monja Alférez, Catalina de Erauso Pérez de Galárraga (1592 -1650), fue monja, soldado, comerciante, mercenario, explorador, aventurero, transgresor... También fue destacable su vida amorosa con las mujeres más bellas de su época, un auténtico donjuán... pero nadie sabía que se llamaba «Catalina». Cristina de Suecia (1626-1689). Reina de Suecia entre 1632-1654, sucedió a su padre a los seis años, y fue coronada reina de Suecia en 1650. Bajo su reinado se convirtió en la primera potencia báltica. Obligada a dimitir en 1654 por diversos motivos, pasó a la historia más como un hombre que como una mujer, se dice que no se sentía para nada mujer, hasta el punto que en palacio les traía de cabeza con sus comportamientos excesivamente masculinos, sus coqueteos con mujeres (a pesar de preferir sexualmente a los hombres, pues decía que le gustaban los hombres no porque eran hombres sino porque no eran mujeres) y su negativa a contraer matrimonio y a dar descendencia a la corona. Además, se hacía apodar «Conde Dhona» y nunca dejó de usar el atuendo masculino, teniendo incluso su propia armadura.
Valerie Lilias Arkell-Smith se hizo pasar durante años oficial del ejército; se llamaba Victor Barker, y en la Inglaterra de los años veinte del siglo pasado, llegó incluso a casarse con una joven Elfrida Haward en una iglesia de Brighton en 1923, hasta que fue descubierto y arrestado. Pasó nueve meses en la cárcel acusado de falsear documentos y perjurio, desapareció hasta los años cincuenta que vendió su historia a un periódico.
Otro personaje destacable por su transexualidad masculina fue Billy Tipton, quien dedicó su vida al jazz. Aunque nació mujer, desde 1933, con diecinueve años, empezó a vivir como hombre. A lo largo de su vida se casó con cinco mujeres, y fue padre de tres hijos. Su primera mujer sabía de su situación, pero el resto nunca lo supo.
En la actualidad se podría citar al abogado y activista transexual masculino Stephen Whittle, profesor de derecho en la Universidad de Manchester (Reino Unido) e impulsor del grupo Press For Change, que ha conseguido que los derechos de este colectivo sea debatido en las más altas instituciones británicas.
Press For Change el grupo de activista de transexuales masculinos y femeninos
Y podríamos seguir con muchos ejemplos destacables en la historia desde que el mundo es mundo, y también de gente anónima, en nuestro entorno, sin ir más lejos, que se lo han montado como pudieron, hasta hace muy pocos años atrás.
Por suerte, desde hace menos de diez años existe un colectivo que lucha y se reconoce como «activistas» en pro de los derechos civiles de los transexuales, masculinos y femeninos. Todos estos amigos con los que charlamos animadamente sobre su problemática pertenecen a una de esas asociaciones, concretamente el Grup de Transsexuals Masculins de Barcelona (Grupo de Transexuales Masculinos de Barcelona).
A través de este colectivo los hombres en la misma situación, de todas las edades, se acercan para contrastar sus vivencias con gente como ellos y unirse a su lucha...
En España, estos colectivos funcionan en ciudades como Barcelona, Valencia, Madrid y Navarra.


El lado femenino
Todos los hombres tenemos un lado femenino. Incluso en la vida sexual quien no aproveche esta condición corre el riesgo de perderse algo enriquecedor para las relaciones personales.
Cuando hablamos con estos muchachos sobre su condición femenina, su lado mujer, ellos nos cuentan que cuando estaban en el proceso de cambio de sexo algunos exageraban su hombría, sus gestos masculinos, no por lo que sienten y sentían, sino por afirmarse como hombres ante los demás, para ser aceptados como lo que ellos son. Mas  todos llegaron a la conclusión de que cuanto más avanzado está el proceso de masculinización de un transexual, más fácil es mostrar su parte femenina porque nadie le cuestiona. A partir de conseguir esos rasgos masculinos «podemos mostrarnos más como somos en realidad». Esta aceptación del lado femenino es lo que los termina de reafirmar como lo que son, verdaderos hombres.
A partir de aquí, estos hombres pueden entran en cualquier estadística, como por ejemplo, la problemática de la vida en pareja, las tendencias en la moda... y como indican las encuestas nos preguntamos qué pasa en Madrid que la gente (también dentro de este colectivo, nos cuentan) se casa más que en Cataluña, por ejemplo.
En medio de esta interesante charla han surgido temas como la política, el deporte, la gastronomía, la literatura, las mujeres, los derechos humanos, la sexualidad... Y como suele suceder en las charlas entre amigos los debates son enriquecedores, porque es una mesa con distintas generaciones de hombres, y como tal, con distintos puntos de vista, pero con un valor muy claro en el que todos coincidimos: uno debe ser siempre fiel a sí mismo.




LOS TRANSEXUALES EN EL MUNDO
Si bien la situación de los transexuales en España no es todo lo bueno que debiera ser, en otras zonas del mundo, concretamente en América Latina, la situación es desastrosa. Fiel reflejo de la realidad que se vive a diario, este grupo de hombres intentan el proceso de cambio de sexo en condiciones difíciles y rodeados de una total incomprensión social y desamparo jurídico. Además, los sistemas sanitarios de esos países ni se cuestionan el cambio de sexo como una realidad atendible. Esto conduce a que los afectados se busquen la vida como buenamente pueden, es decir, emigrando a otros países para hacerse el cambio de sexo, sobre todo a Estados Unidos, Canadá y algunos países de Europa, o como suele suceder, intentando hacer todo ese proceso de forma improvisada, con resultados dramáticos que incluso pueden llevar a la muerte; de hecho, muchos consiguen hormonas masculinas (testosterona) en el mercado negro sin prescripción facultativa, e incluso en su desesperación por lograr el tan ansiado cambio de sexo, se prostituyen para sufragarse tan costoso tratamiento, con su secuela de embarazos no deseados, enfermedades venéreas e infección de VHI.
Esta realidad se conoce gracias a los numerosos informes que pasan en congresos internacionales de transexuales las numerosas organizaciones de transexuales que operan en países como Chile, Argentina y Perú.
En el resto del Tercer Mundo (sobre todo en países homofóbicos y transfóbicos, como India, Pakistán, varios países del África subsahariana, etc.), o se los trata como perturbados o como peligrosos delincuentes y se los condenan a prisión o a morir lapidados. La mejor forma de protegerse de esa incomprensión es, como insistían algunos de nuestros contertulios antes, hacerse «invisibles» ante la población.




POR UN LUGAR LEGAL EN EL MUNDO
Una delegación de los grupos transexuales de todo el Estado se reunieron con la FELGT (Federación Estatal de Lesbianas, Gays y Transexuales) en Madrid, conformada por juristas y gente vinculada a la política para sus reivindicaciones sean escuchadas por los legisladores y políticos.
A continuación exponemos los puntos discutidos y lo que acordaron con esta plataforma:


La identidad
La identidad sexual está por vía judicial y se  pidió que en un futuro se hiciera por vía administrativa. Se llegó al acuerdo de que los requisitos para poder acceder al cambio de nombre y sexo se haría una vez certificada la transexualidad, y descartada cualquier patología distinta al hecho transexual y también con un certificado del endocrino que pruebe que lleve al menos 6 meses de hormonación.


El cambio de sexo, por zonas
Anteriormente se había hablado que cada comunidad autónoma contara con un equipo de especialistas en el tema que se ocuparan del cambio de sexo, pero como esto resultaba muy caro para las instituciones públicas se acordó en que hubiera cuatro zonas demográficas naturales en todo el Estado, para que pudiéramos someternos al tratamiento bajo unos mismos criterios médicos y económicos. Es decir que si, por ejemplo, el transexual es de Ourense, no tenga por qué trasladarse a Barcelona, y sí lo pueda hacer a un centro de su zona asignada, que podría ser en A Coruña.


La educación sexual
Al hablar del tema de la transexualidad en la educación sexual de los colegios, se llegó a la conclusión de que estos temas desbordan el marco de una asignatura como educación sexual. En todo caso estaríamos hablando de una información sexual, es decir, que entre otras cosas se hablara del fenómeno de la transexualidad, y por tanto que esto sirva para un ejercicio de la sexualidad en la tolerancia, que el chico o la chica tenga un panorama más amplio sobre el sexo, que no solo comprenda la reproducción sexual y la prevención de enfermedades venéreas, sino que hable con naturalidad de la homosexualidad y el género transexual.


Discriminación positiva para los transexuales
Al socaire de la identidad sexual en los documentos de los ciudadanos que define a las personas solo como varones y mujeres en el DNI (porque la discriminación social necesita de las siglas V/M para poder trabajar) también se tocó que hayas cuotas de puestos disponibles para estas personas en la administración pública, sobre todo para los transexuales femeninos, siempre y cuando estas personas cumplan con requisitos fundamentales exigidos. Más que nada como un ejercicio de tolerancia desde las instituciones públicas.


Derechos laborales
Se pidió que se incluyera, en la negociaciones colectivas, el derecho a que cada persona transexual pueda dedicarle al menos una hora a la semana para colaborar en instituciones de este colectivo, al igual que sucede, por ejemplo, con los invidentes u otras personas afectadas por distintas minusvalías.


Derechos humanos
Esto significa que, entre otras cuestiones, se pueda dar asilo a todos aquellos transexuales que en sus países de origen sufran persecuciones.
En este apartado también se debatió sobre el tema del menor, es decir que el transexual que aun esté bajo la tutela de sus padres tenga derecho a decidir sobre cuándo quiere iniciar su proceso de reasignación de sexo. Es decir que el chaval o la chavala decidan cuándo detener el desarrollo natural de ese cuerpo equívoco, y que así no sea demasiado tarde para iniciar un cambio de sexo con todas las garantías. Evidentemente en este tema no nos pusimos de acuerdo ni los de la mesa ni los que representábamos a los colectivos transexuales porque insistimos, transexual se nace, no se hace, esto solo un transexual lo sabe a ciencia cierta.


Evitar la marginación
Se sugirió que los trabajadores sociales estuvieran formados e informados para tratar con chicos y chicas con este problema, por ejemplo, en adolescentes que se han fugado del hogar familiar... de tal manera que puedan acudir a estos centros antes de llegar a la marginación social (prostitución, drogas, etc.), y entonces estos funcionarios puedan desviarlo a un centro u otro.




ANTONIO BECERRA: UN INVESTIGADOR PIONERO SOBRE EL HECHO TRANSEXUAL 
Antonio Becerra Fernández, responsable del Servicio de Endocrinología del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, es un endocrinólogo especializado en la condición transexual. Ha publicado varios libros sobre el particular, dictado conferencias, escrito numerosísimos artículos y creado escuela entre los endocrinólogos que se ocupan de esta problemática en nuestro país.
Hemos rescatado algunas declaraciones que hizo el 19 de noviembre de 2003 a un periodista, con motivo de uno de los numerosos congresos que él presidía.
«Empecé a interesarme por este tema hace unos diez años, a raíz del problema que me surgió en un caso en concreto y que no tuve más remedio que atender. He coordinado en la Sociedad Española de Endocrinología un grupo de trabajo para desarrollar este tema entre los endocrinólogos, para darlo a conocer, puesto que no había ningún libro de texto al que pudiéramos recurrir; es decir, no existía ningún dato médico que sirviera de guía, y ese fue nuestro objetivo. Este grupo se creó hace varios años y a partir de ahí elaboramos unas guías clínicas que se presentaron precisamente este año 2003, en el Colegio de Médicos, por lo menos para que los médicos endocrinólogos tuviéramos algo en lo que apoyarnos, porque los libros de texto de medicina no recogen el tema de la transexualidad. Yo soy médico endocrinólogo interesado en el tema, nada más, y con una experiencia relativamente grande si se puede decir así, porque sé que no hay nadie que pueda tener, por lo menos desde el punto de vista de los endocrinólogos, nadie puede tener mas experiencia, porque yo lo conozco, estamos al día en este tema.»
Más adelante afirmó al periodista las siguientes ideas matrices que guía su dedicación al endocrinología del transexual: «Lo que más me interesa [...] es que la persona transexual sea atendida como cualquier otro problema de salud pública.» Pero el tratamiento con hormonas no se puede improvisar, y por ello «un transexual masculino debe cuidar su hígado como si fuera lo más preciado».
Desde este foro agradecemos su animosidad y optimismo, pero debemos seguir denunciando que si no fuera por gente como él, que abren brechas para mitigar en lo posible esa «pequeña gran injusticia» que cometió la naturaleza con esas personas, los legisladores y burócratas de la Seguridad Social mirarían para otro lado, como hacen con lo que no entienden o les resulta demasiado complicado o incómodo, por plantear los derechos inalienables e inherentes de las personas.
(Para más información sobre la entrevista a este especialista, consultad la página web de El hombre transexual, http://www.elhombretransexual.org/antoniobecerra.htm.)




TRANSEXUALES EN LA CULTURA
Si observamos un poco, en las últimas décadas la transexualidad ha sido tomada como tema de referencia en cualquier manifestación cultural, desde el cine (Victor o Victoria, Yentl...) hasta la literatura, el teatro, o los medios de comunicación. A continuación presentamos una breve muestra de lo que da de sí este tema, pero sin duda nos quedamos cortos, cortísimos. (Para más información, id a la página web del colectivo http://www.elhombretransexual.org/.)




Cine
Un hombre llamado Eva (1985) Alemania
Director: Radu Gabrea
Boys don't cry  (1999) EE UU
Director: Kimberly Peirce
Reparto: Hilary Swank, Chloë Sevigny, Peter Sarsgaard, Brendan Sexton III, Alison Folland, Alicia Goranson, Matt McGrath, Rob Campbell y Jeannetta Arnette.
La monja alférez (1944) México
Director: Emilio Gómez Muriel    
Mi querida señorita (1972) España
Director: Jaime de Armiñán
Reparto: José Luis López-Vázquez, Julieta Serrano, Antonio Ferrandis.  
Víctor o Victoria (1982) EE UU
Director: Blake Edwards
Reparto: Julie Andrews, James Garner, Robert Preston.       
Yentl  (1983) EEUU
Director: Barbra Streissand
Reparto: Barbra Streissand, Amy Irving. 
La monja Alférez (1986) España
 Director: Javier Aguirre   
Una rubia muy dudosa (1991) EE UU
Director: Blake Edwards
Reparto: Ellen Barkin, Jimmy Smits.
Título original: Switch


Documentales y reportajes
El camino de Moisés (2002) España
Emitido en Documentos TV de TVE
Directora: Cecilia Barriga
Guión: Martha Zein
Cinco transexuales masculinos españoles reflexionan sobre sus vidas y cuestionan los límites y la obligatoriedad de operarse de genitales.
Lolo y Maribel (1993) TVE España
Emitido en «En Primera»
Guión: Maite Sánchez-Crespo
Realización: Miguel Ángel Viñas
Retrato de dos transexuales españoles -Lolo y Maribel- tras ser operados de reconstrucción genital. Ambos comentan sus vidas.
You don't know Dick (1996) EE UU
Entrevistas a diversos transexuales masculinos y también a familiares y amigos. Testimonios personales.
Dirección: Bestor Cram y Candace Schermerhorn.
(Emitido por Canal + en 2001)
 Southern Comfort (2000) EE UU
Director: Kate Davis
Intérpretes: Robert Eads, Lola Cola.
Robert Eads es un hombre transexual que sufre un cáncer de ovarios y que se enfrenta a una muerte segura, después de que 20 médicos hayan rehusado tratarlo a causa de su opción sexual. Lejos del bullicio de la gran ciudad, Robert intenta ganarse la vida como puede para alimentar a su familia. Más bien a sus dos familias: su familia biológica (sus dos padres, dos hijos naturales y un nieto de tres años) y su familia «escogida»: dos hijos transexuales, Maxwell y Cass. Robert se está enamorando de Lola Cola, una exuberante mujer transexual, aunque intenta evitarlo frente a su inminente muerte, irónicamente, cuanto más se resiste más florece su historia de amor.


Literatura
Me satisface: La doble vida de Billy Tipton
Por Diane Wood Middlebrook
Cuenta la vida del músico de jazz y del hombre pionero de los transexuales de Estados Unidos, Billy Tipton.


Querido señor o señora
La autobiografía de un hombre transexual
Por Mark Rees (Marcha De 1996)
El fundador del cambio y vicepresidente Mark Rees era la primera persona transexual en tener su caso en contra del gobierno británico oído por la corte europea de derechos humanos en Estrasburgo. Aunque el caso de la marca era fracasado, como las otras que lo siguieron, este pionero de los derechos de los transexuales ha hecho mucho para avanzar la conciencia pública de la gente transexual, y de los hombres transexuales en concreto.


Trans Gender liberation
Una versión marxista del cuándo y cómo de la opresión a los transexuales. Se cuestiona el porqué de tanta violencia hacia el transgénero y las personas transexuales por parte de los que deciden las normas de expresión de género y por qué algunas personas fueron castigadas por su identidad y su forma de expresión.


Transexualidad: La búsqueda de una identidad
Esta obra, escrita por más de 30 autores y dirigida por el doctor Becerra, probablemente sea la más completa y actualizada publicada en español. Entre los autores se encuentran: psiquiatras, endocrinólogos, cirujanos plásticos, psicólogos, sexólogos, fisiólogos, ginecólogos, etc., que aportan todas sus experiencias e investigaciones en este tema multidisciplinar que es la transexualidad.


CONTACTOS ÚTILES
Algunas páginas web de interés sobre el hecho transexual masculino:
 http://www.geocities.com/mahftm/, http://www.elhombretransexual.org/, http://www.ftm.int.org/