lunes, 26 de marzo de 2012

Jimena Carballeda. Fotógrafa y mentora de "Coquette Boudoir"

Primera parte: 

"Me inicié en la fotografía desde bastante chica, tendría aproximadamente unos 19 años
Siempre me llamo la atención el poder detener el tiempo y plasmarlo en un papel. 
Y luego, con el correr de los años y el advenimiento de la fotografía digital, me di cuenta que no solo podía detenerlo sino también ¡Retocarlo!
En cuanto a estética, la época que abarca entre los años 20´s y 60´s me parecen fascinantes. Y unir la fotografía con esa estética me parece genial
Cuando coincidimos con Vero en el proyecto ¡más segura estuve!
Entonces pensé...si logramos ser amigas, socias y confidentes ¿cómo no vamos hacer las fotos mas lindas que existan?" 






martes, 20 de marzo de 2012

CFP o el triángulo de amor más bizarro. Por Charlotte Sometimes

Por fin estaban ahí los dos, los hermanos P, para mí.  C con esa mirada fija en la mía y F con la suya perdida, tanto como él.  Los huesos de la cadera de C golpearon contra los míos cuando me tomó de la cintura y me empujó hacia él; F puso sus dos manos en mis glúteos, acariciando de abajo hacia arriba y apretó las muñecas de C, pude sentirlo en mi espalda. C besaba intermitentemente mis labios mientras F recorría mi nuca con su lengua; C tomaba mi cara y F masajeaba mis tetas. Los dos estaban erectos. No pudo haber mucha previa, desde que lo habíamos planeado las fantasías de los tres se habían disparado tan violentamente que en ese instante, en el que me tenían entre sí, los dos me penetraron a la vez previo asentimiento entre ellos. Parados, como estábamos, me levantaron en andas y ahí estaba yo, entre los hermanos P, sostenida, volando de gozo. Las embestidas estaban musicalmente coordenadas. Sentía derretirme de placer, tenía el aliento de C en la cara, el de F en la espalda, con un brazo rodeaba a uno, con el otro, al otro. Primero F, luego yo y finalmente C llegamos al orgasmo. Sin respiro me arrojaron en el sillón y otra vez nueva sucesión: por donde había entrado C ahora era el espacio de F y así, comía muy suavemente mi coño inflamado; C lamía mi culo con tal esmero que lo deseaba dentro de mí. Yo no los toqué, me limité a besarlos profundamente. Me acomodé, me senté en la cara de F mientras C me penetraba por detrás. Ensordecí producto de mis propios gritos. Los orgasmos se sucedieron incontablemte. Agotados, exhaustos, de regocijo, dí por terminada la sesión. Latían todos mis órganos. Pero no había concluido. Alta -¡altísima!- fue mi sorpresa cuando F se levantó del sillón y se sentó sobre ese falo aún tieso, firme de C y comenzaron los hermanos lo suyo. Fue la única vez que interpreté haber cruzado límite alguno.

viernes, 16 de marzo de 2012

Erotismo gastronómico. Vomito divino. Por Leland de Lely “El Abuelo”

Y un día Dios se emborrachó…
No creo que con vino, ya que su fantasía humana, no llegaba- aunque divina- al tetabrix (ni siquiera al chateaux…o al borgoña, por situarlo en los viñedos del país donde Pedro construyó su Iglesia) pero se emborrachó miserablemente.
¡Y en su delirio decidió crear al mundo!
Imagínenlo. No como un viejecito de pelo y barba blanca, ni con el cuerpo de su bienamado hijo Jesús, ni como blanca paloma pervertida de ojos azules seduciendo y fecundando vírgenes menores de edad. Imagínenlo como Dios, a nuestra imagen y semejanza…borracho, solo, en la inmensidad de una estepa.
Esa enorme bola de energía que llamamos Dios empezó a desparramar naturaleza sobre el desierto, nubes, árboles, animales, ríos, montañas, nieve, sol, día, noche…
Vómitos y vómitos de estrellas, agujeros negros, planetas, …
Babas y mas babas de cometas, asteroides, escarabajos, mortadela (no, eso vino después) y en ese inmenso “big bang” de una resaca desbordante e incontenible, se le escapó el alma ( yo no se por dónde, pero me lo imagino) y del barro contaminado nació la primera bacteria, el primer soplo de vida del que después, triunfante, nacería el hombre ( y la mujer, por supuesto, por supuesto…)
La historia de las consecuencias de esa monumental borrachera la conocemos todos, pero lo que nunca recordamos, lo que jamás nos preguntamos es porqué Dios decidió emborracharse hasta tal punto…
Y es que Dios estaba muy solo.
Debió ser terrible la soledad de Dios…
Si nosotros, pobres cucarachas con menos energía que una pila no alcalina, sufrimos tan atrozmente la soledad que no nos alcanzan todos los alcaloides inventados para perder la conciencia cuando la sufrimos, imaginen al pobre Dios, sentado en su trono de Nada e Infinito, sin tener qué hacer…sin Tinelli en la tele ni el culito al aire de sus bailarinas, sin fútbol, sin amante, sin amigos…porque ¿qué amigos podía tener Dios si todavía no estábamos creados?...¿qué amigos puede tener Dios hoy en día que ya lo estamos?...
Y sí, ya que lo están pensando…tal vez Dios creó a todas las criaturas sexuadas sólo para motivarse y en esa mayúscula masturbación darse cuenta que, al fin y al cabo, para algo servía la creación.
No se si Dios estará arrepentido…
Posiblemente ya haya aprendido a dosificar la dosis (valga la redundancia) de sus borracheras crónicas
A nosotros, para el resto de nuestras vidas y mientras esperamos el apocalipsis 2012, la idea de un Dios borracho no nos horroriza, mas bien nos consuela, después de todo, en nuestra imperfección, tenemos una excusa.

(Reflexiones del Abuelo mientras comía en un chiringuito de Liniers de cuyo nombre prefiere olvidarse, y se emborrachaba con mal vino rodeado de “malvivientes”, ( y aténganse a la correcta etimología de la palabra) mientras miraba por televisión la tragedia de Once).

domingo, 11 de marzo de 2012

"Si pasó, no lo recuerdo". Por Jimena Carballeda

Soledad estaba sentada frente a su computadora como todos los días de su vida. Esa vida chata y aburrida que últimamente estaba teniendo exasperaba todo su ser. Necesitaba encontrar algo que realmente produzca un cambio en ella, más precisamente dentro de ella.
Sonó el teléfono al mismo tiempo que sonaba uno de sus temas preferidos.
Era una amiga de años, con la cuál no tenía una comunicación muy fluida, pero con la que siempre hubo buena onda. 
Carla: Hola Sole, te jodo porque necesito pedirte un favor.
Sole: Sí, nena… decime.
Carla: Necesito que le hagas una fotos a un tipo que trabaja conmigo en la redacción. No sé bien para qué son, pero son de corte erótico, o algo por el estilo. ¿Te paso su Messenger y te conectás con él? El tipo no tiene mucha guita, pero podés arreglar algo seguramente. Quiere que sea una mina canchera… Imaginate que le da un poco de vergüenza.
Sole: Dale genial, pasámelo y veo.
Carla: Anotá… Bueno, linda… ¡te mando un beso y gracias!

Habrán pasado un par de horas hasta que Soledad agregó al Messenger a este personaje.
La realidad es que Sole nunca había hecho desnudos. Pero tampoco era algo que la asustara. Amaba tanto la fotografía que cualquier cosa que implicará usar su máquina la hacía feliz.

Sole estableció contacto enseguida. Comenzó bastante divertida la cosa. El tipo le explicaba lo que necesitaba y ella le comentaba diferentes ideas.
El, Martín, necesitaba sacarse unas fotos para una artista plástica que se especializa en desnudos. 
Martín le ofreció pasarle unas fotos caseras como para que Sole entendiera la idea. Ella acepto. Esa fue su primera sorpresa.
Una foto suya tirado en el piso de espaldas. Un culo maravilloso. Duro, joven…muy apetecible. Y una de frente donde no se le veía la cara pero se observaba una pija erecta que invitaba a chuparla. Limpia, prolija, parada, grande.

Luego de una larga charla introductoria, Martín le explicó a Sole que no tenía guita para pagarle, pero que le podía conseguir un aviso en la revista donde trabajaba. Ella aceptó conforme. 
Pero al mismo tiempo él le ofreció cumplir cualquier fantasía que ella tuviera.
Así, descaradamente, comenzó una charla virtual bastante caliente.
Ella terminó aceptando. Finalmente alguien cumpliría su fantasía. Tarea bastante difícil ya que esta era algo bastante inusual.
Nunca había podido concretarla ya que pretendía que la persona que se la cumpla no tuviera mucha confianza con ella.
Con Martín finalmente se encontró muy cerca de llevarla a cabo.
Ella quería estar tirada en una cama, completamente desnuda y con sus ojos vendados. Deseaba que entraran personas al cuarto y que se la cogieran. No quería enterarse cuántos, no quería verles la cara, no quería saber nada de ellos, ni quería quedarse con ninguna información acerca de todo esto.
Podrían ser hombres y mujeres. A ella no le importaba. Solamente quería asegurarse de nunca conocer sus caras. 
Y Martín se lo aseguró. Le dijo que prepararía todo en su departamento. Y así fue.
Un martes ella llegó a su casa. Esa fue la primera vez que se vieron. Ella iba a que la cojan unos cuantos desconocidos y él era su anfitrión.
Soledad tomo unos cuantos tragos como para sentirse un poco más relajada. Martín le preguntó si él también se la podía coger, a lo que ella le contesto que la daba exactamente lo mismo, siempre y cuando no se enterara si así había sucedido.
Sole subió la escalera del duplex que la conducía al cuarto y se sacó la ropa. Se recostó en la cama y Martín la ayudó a taparse los ojos. Le puso un antifaz y sobre el, un pañuelo oscuro. Bien oscuro.

Habrán pasado unos cinco minutos cuando Sole escuchó que alguién había llegado. Solamente con ese detalle su entrepierna se mojo. No podía esperar el momento de tener a alguien metido dentro de ella. 
El primero era un hombre. Se acercó a ella y sin decir una palabra comenzó a besarla, a tocarla… y en menos de dos minutos sintió su miembro erecto dentro de sus entrañas. Y acabó una, dos y tres veces. Se sentía estallar de placer. 
El primero ya se había ido cuando sintió venir a alguien más. Hombre también. Con el segundo pudo tener un dato que hasta en cierto punto le provocó curiosidad, curiosidad de verle la cara. No tenía pelo. Se afeitaba la cabeza. Un simple dato la llevó a imaginarse su cara. Igual sabía que esa cara que imaginaba era sólo una fantasía. Este segundo hombre también se la cogió. Despacio… mucho más despacio que el anterior. Con él tuvo sexo oral. Y lo disfrutó. Saboreó cada gota de su cuerpo. Pero inmediatamente se fue y llegaron dos más. Los dos juntos. Dos hombres. Uno la besaba y el otro la acariciaba. Muy lentamente. Ella se doblegaba por placer. Jamás pensó experimentar tanto deseo. Tanto placer. Tuvo a uno detrás  y al otro adelante. Saboreó los dos cuerpos al mismo tiempo. Se entregó totalmente. A cada uno de ellos. Con cada uno de ellos. Finalmente uno de los últimos dos se fue. La despidió con un suave beso sobre sus labios y se fue. El otro se quedó. Quería más de ella. Y ella quería dárselo. Se enredaron sobre ellos mismos y cogieron un rato más. Soledad pudo sentir que había mas gente en la habitación. Se oían, se sentían. Sole sabía que había una chica. Escuchó su voz. Eso la excitó mucho más. Nunca había estado con una chica. Lo deseó. 
Pero estaba seguro que la mujer no había participado. Sabía que solamente había estado mirando.
Cuando alcanzó su último orgasmo Sole le pidió al tipo que se fuera, le explicó que se quería vestir y tomar algo… estaba muy casada. Pero no quería levantarse hasta que todos se hubieran ido. Y así fue. 
Al rato, Sole estaba abajo, tomando un trago y conversando con Martin sobre lo íncreíble que lo había pasado. Le agradeció por todo y lo despidió con un beso en la mejilla. 
Llegó a su casa, prendió la computadora y lo primero que hizo fue bloquear a Martín. Luego tomó su celular y también lo borró de ahí. Y nunca más tuvo contacto. Nunca más supo de él. Se fue a su cama, se quitó la ropa y luego de recordar cada momento de lo vivido, cerró sus ojos y se durmió.

jueves, 8 de marzo de 2012

Día de la mujer socialista...amada. Por Adrián Dubinsky.

No sé como empezar a hablar del día de la mujer. Cualquier cronista empezaría por esbozar un recorrido meramente histórico, o bordear, si se quiere mayor profundidad, la vida personal de cada una de esas mujeres que murieron en 1857, en el incendio provocado por los dueños de la fábrica en la que esas mismas mujeres se deslomaban manteniendo una cama caliente, y que reclamaban por un máximo de doce horas de trabajo y remuneración en equidad con la percibida por los varones. Sin querer, o circunvalando lo obvio, ya hice la primera contextualización histórica. Sin embargo, la misma es errada, es un anacronismo instalado que no desmerece la lucha de las mujeres.
Si pensamos que esas mujeres pedían 12 horas de trabajo como máximo, podemos inferir con claridad que laburaban, por lo menos, unas catorce horas[1]. Terrible.
De todas formas, todas las historias tienen sus contrahistorias, sus elementos simbólicos que no terminan disonando con el fin perseguido, que sostienen desde el mito la realidad que se cuenta. La cultura de los pueblos ha funcionado de esa manera durante siglos. Por eso, no va a modificarse por un rigorismo historicista lícito el valor intrínseco que tiene, hoy más que nunca, el día de la mujer como lucha por la igualdad de géneros y equidad absoluta a la hora de tomar decisiones que, en definitiva, le hacen a la suerte futura de la tierra.
La versión que da cuenta del incendio del 8 de marzo de 1857 duró, como muchos otros mitos, hasta 2003. A partir de una nota de Dolores Farias, una profesora cearense, se generó una controversia que si bien dio por tierra con un relato instalado, no restó fuerza al impulso que han cobrado las mujeres y al valor de contar con un día de reflexión para alcanzar la equidad y la justicia para con el género que más amo. No muchacho, no alcanzará con regalar unas margaritas o unos jazmines, sino que será necesario reflexionar para empoderar al género femenino en cuestiones políticas, sociales, laborales y afectivas hasta lograr el equilibrio.
En la investigación publicada en la revista Brasil do Fato N° 1, de marzo de 2003, la profesora Dolores Frias, de la Universidade Federal do Ceará afirma que existió una confusión entre la solicitud realizada por Clara Zetkin, en recordatorio de la mítica huelga de 1857, y el incendio de 1911 en la fábrica Triangle Shirtwaist Company, un 25 de marzo de 1911 en el que murieron 146 mujeres, en su gran mayoría inmigrantes italianas y judías. La autora del artículo, basándose en un libro de la....