lunes, 23 de abril de 2012

El pudor…que és?. Por Lelan de Lely


El abuelo se despertó filosófico y se puso a pensar en eso tan demodé, tan pasado a la historia, tan antiguo…que muchos de mis “nietos “ putativos.- por no decir todos- frisando ya los veinte años ni siquiera se deben haber preguntado nunca que es.
El pudor…qué es?
Difícil contestar a esa pregunta, así que, cavilando bajito, (como silbando) , me fui a un restaurante de Palermo de “los de antes”, un bodegón antiguo (el tema lo merecía) con manteles blancos y camareros negros (smoking negro, no piel) y me pedí una milanesa con puré especialidad de la casa: frita en mantequilla y una botella de “Misterio”, Malbec (finca flichman, soberbio, y al alcance de casi todos en el super).
Mientras masticaba, pensaba a la vez en que la milanesa tiene tradición y origen ítalo-austríaco, y el pudor…ah! el pudor es indiscutiblemente... inglés
Quien se haya deleitado con la literatura inglesa del siglo XIX y XX no podrá negarme esta afirmación, y sin exagerar creo que aún quedan restos de esa extremada y casi enfermiza conciencia del pudor (hablo de sexo y apariencias-por supuesto-el pudor referido sólo a eso)  en la sociedad inglesa

Estaba yo pensando en Jean Austin, cuando se apareció al pie de mi mesa.   Sí, no desvarío, tengo una amiga inglesa que vive en Buenos Aires y que se llama así, Jean Austin, y tiene tantos años como yo o quizás alguno más, pero conserva su cuerpo de juventud y sus mejillas sonrosadas, que sumadas a sus ojos celeste y su sombrerito beige la hacen- pasados largamente los 60- una mujer sumamente atractiva.
No sé de dónde salió, porque hacía muchos años que no la veía, pero por su manera de reconocerme y saludarme, fue como la concreción de una cita telepática, por los dos deseada y por los dos cumplida.
Juanita se devoró mi milanesa y se tomó la mitad de mi botella de vino, asi que repetimos, pero esta vez la milanga  era a la napolitana. Y el vino Cabernet Sauvigñon más fuerte, más intenso, como nuestro diálogo interior a puro paladar y a pura piel.
Creo que alguna vez estuve enamorado de esta mujer y creo que ella de mi también, y después de comer, al ver su pelo alborotado y sus mejillas sanotas y rojas por efecto del vino y la conversación y admirar esos senos llenos de pequeñas pequitas que desbordaban el escote mientras subían y bajaban por el esfuerzo requerido y el agobio del calor otoñal (me refiero al tiempo, no a la edad) decidí que ese día no era el más apropiado para pensar en el pudor, porque el   pudor…que es?... vergüenza?…falta de autoestima?…respeto?...control de los instintos?...flema inglesa?
Ma sí!...le “manotié” las tetas a mi chinita inglesa y sentí que mi pantalón se hinchaba en un exaltado y maravilloso estado de pasión otoñal ( esta vez si, hablo de la edad, ya que duró poco).
Les recomiendo el restó “El Trapiche” (Paraguay 5099), pidan la milanesa ídem y pasen del pudor, que a veces vale la pena ser valiente.

El abuelo

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