domingo, 30 de enero de 2011

Trilogía playera: Al mar



A la playa llega siempre primero el hombre cargado, y de diez a veinte metros atrás, su mujer con el cuello erguido y monitoreando. Puede llevar la pelota de fútbol, mientras no haya otro elemento de menor peso especifico y forma tan perfecta. Novia, amante o madre cuentan igual. Con o sin chicos hoy los roles se mantienen, y hasta le suman una sombrilla y la responsabilidad de funcionamiento seguro de la misma, al hombre que para ese momento ya decidió dónde será el descanso. De todas maneras, busca la mirada monitor esperando aprobación. Puede tener el visto bueno o no, modificar las coordinadas o no; su día no va a depender de eso.

Estar solo en la playa debería ser un pase libre para coger. Hacer el amor sin más memoria que la corporal. Satisfacer y satisfacerse, con alguno de esos cuerpos desnudos. El traje de baño, más precisamente la bikini y sus derivados, son lo mismo que la desnudes. Elegir o ser elegido, ya es parte de una medición astral. Lo que si, nadie, pero nadie debería quedarse o dejar con las ganas, en la playa. Bueno, y en las playas nudistas que se precien de tal, debería haber reglamentación clara acerca de este tema. Al final de cuentas, parece que el Sol es quien se las garcha a todas (o todos). Y las atiende por horas y les da duro. Y se ponen cremas para soportar o potenciar esta relación.

GSTV - Las Gaviotas, Villa Gesell, Buenos Aires-ARGENTINA /// 7 de Diciembre 2006.

Ilustración:LU+6 

Trilogía playera: El pajar



A la paja se llega por varios lados. No contamos las excusas, por supuesto. Esta la paja estabilizadora, la "para bajar", la del olvido, la recreativa, y la "me quiero mucho yo". Son todas muy distintas aunque algunas compartan visiones y enfoques. Y mayormente todas terminan igual. Pero sin duda, la última de estas, también conocida como "la autogestión", persigue un objetivo sublime y más aún comparándola con las demás. La paja que estabiliza los niveles, es una necesidad, tiene precisión quirúrgica. Si tenés que "bajar a pajas", estamos hablando de un recurso efectivo pero recurso. La del olvido es recomendable para sacarse de la cabeza, o evitar, histerias ajenas; sin embargo, no se encuentran investigaciones serias sobre los efectos colaterales a un mediano y largo plazo. La recreativa, paja pasajera, no deja una sensación sostenible de logro, más bien posterga la necesidad de salir a ponerla. La autogestión es La Paja, madre de todas las pajas. Aunque más común entre las mujeres, esta paja, y como todo lo bueno, tiene una contraindicación: “Llegar a lugares donde nadie más podrá”. Sin duda esto funciona tanto como desafío, como aprendizaje. Tal vez los puristas del género onanista, la consideren como la única paja de todas las pajas. Allá ellos, sé que es irremplazable por el accionar del otro/mismo sexo, pero no se, hoy me duele la cabeza.

GSTV - Las Gaviotas, Villa Gesell, Buenos Aires-ARGENTINA /// 7 de Diciembre2006.

Ilustración:LU+6

Trilogía playera: La caza



Buscar un objetivo sexual en poco tiempo es una tarea especial. Para aumentar las posibilidades de éxito, se recomienda pegarse al cliché (éxito y cliché son 2 palabras que por algo suenan parecido). Lástima que en 3 días no adelgazas lo que dice el cliché. Uno menos. Tener una valija con vestuarios varios como para insertarse exitosamente en algún rubro playero, es un tema de planeamiento sofisticado. Cliché de “pertenecer”: out. El escritor/filósofo solitario requiere una repetición de escenario, para ser efectivo. Eso aburre. Lo mismo pasa con el ejecutivo con celular que camina en círculo de un radio visible. Aburre e implican muchas horas haciendo de antena de frecuencias con consecuencias inciertas. Músico puede ser. Depende el target ligas un baño o no; siempre y cuando aceptes comprimir la música a un grito de celo constante. Quienes no tocan instrumentos pueden bajar la ventanilla y subir el volumen del set de temas para niñas. Perder el oído por tener un auto, no es una buena ecuación, menos por tan poco tiempo de goce. Ahora, si lo que piensan es pagar, tal vez la suma no sea tanta en relación a la necesidad. ¡Feliz día de la Virgen!

GSTV - Las Gaviotas, Villa Gesell, Buenos Aires-ARGENTINA /// 8 de Diciembre 2006.
Ilustración: LU+6

miércoles, 19 de enero de 2011

Erotismo gastrónomico

Dos orgasmos diarios, a veces tres.
Es mi cuota de adicto al erotismo cotidiano: sensualidad, perversidad, imaginación, pasión, asombro.
El primero... a la hora en que, generalmente, los bienpensantes duermen la siesta (tres de la tarde).
El segundo por la noche, y, el tercero (que aunque esporádico es bastante asiduo) de madrugada, al despuntar el alba, siempre solitario.
Despertar es una ardua tarea para quien se masturba a la hora del desayuno de los campesinos... Pero retener el semen con ciertos ejercicios de respiración y eyacular después, casi al mismo tiempo en que se dispara el pitido de la cafetera, es un rito sólo para indicados:

    “Café amargo
     Jamón con piña
     Tostadas con miel
     Y un toquecito de whisky para controlar la reseca”

Es todo lo que necesita un hombre como yo: cincuentón, fornido, dentadura sana y esperma urgente (como dice cierta canción sudamericana)
A las 15 horas en punto, aterrizo en mi restaurante preferido. Antes (media hora antes) me comí una docena de ostras en La Boquería, con una copa de cava (Recadero brut nature).
El maître me conoce, y cierta complicidad natural nos permite relacionarnos con la sensualidad de los acólitos en las iglesias. Me saluda, me sonríe, me separa la silla, me entrega la carta... y envía a Luisa, la camarera más atractiva, a servirme una copa de vino blanco chileno: fresco, seco, delicioso (bodega Barón de Rothchild). Esos inmensos ojos verdes y los senos exuberantes me turban lo suficiente como para que el vino cumpla con creces su función: así comienza el rito.
El primer plato es un marisco suave y carnoso (bocas), y mientras lo chupo y lo saboreo imagino los labios de Luisa en mis labios, su lengua cosquillándome en el paladar, como las burbujas de un buen champán.
Mi temperatura corporal sube, mi entrepierna se alborota...
El segundo plato es toda una declaración de principios (sexuales, por supuesto). Rojo, redondo, abundante, crudo... el solomillo palpita sobre una base de pan tostado, y, al abrirlo, como una vulva de mujer generosa, se desparrama en jugo, invitando al amante a poseerlo con voracidad, casi con violencia.
Mis calzoncillos están mojados, y el orgasmo fue tan intenso que me obligo a inclinarme hacia delante. A cruzar las piernas. A sostener el vino de uva Malbec (intenso, con sabor a madera y sándalo) con ambas manos, como asiéndome a una tabla de salvación.
El maître  sonrió. Luisa vino a mi ayuda. Al retirarme el plato me rozó, y una cita tácita quedó confirmada. Al final del pasillo, en el retrete de los empleados, su boca incansable me sorbió lo que me quedaba de vida. Fue una muerte súbita y feliz.
Por la noche suelo ser el sacerdote supremo. Y organizo la liturgia en mi propio templo.
Invité a mi sacerdotisa del mediodía a compartir mi segundo chute erótico y apareció puntual. Más desvestida que vestida, con un escote que incitaba a la guerra sin previo aviso.
Quiso ser la cocinera y yo la dejé. Mientras preparaba una suculenta lasaña con su aire de matrona italiana de revista porno. Puede satisfacer una de mis fantasías preferidas: sodomizarla de pie, mientras mis dedos jugueteaban con sus tetas prominentes y sus dedos, en cambio, no alteraban el ritmo de elaboración de la pasta: una capa de masa, una salsa boloñesa, una de bechamel... “¡Dios mío!”, exclamé de pronto. “¡Déjame prolongar este momento...!” Pero, por desgracia, el reloj de la cocina marcó el tiempo exacto...1 minuto, 15 segundos... y se hizo la oscuridad.


Lelan de Lely 

lunes, 17 de enero de 2011

Eric Kroll fotógrafo fetish.


"No me interesan los desnudos ni las fotos bonitas. 
 Me interesan las fotos que te ponen nervioso" 

Nacido en Nueva York, Kroll estudio antropología, pero se dedico primero a la fotografía de prensa y a la enseñanza. Ha colaborado en medios como "Vogue" o "The New York Times" Libros como "Beauty Parade",  "Fetish Girls" (Taschen) o "The Transformations of Gwen" (NBM) han abierto la puerta a toda una nueva generación de fotógrafos y artistas eróticos